lunes, 20 de octubre de 2014

El Pacificador del Perú, primer diario patriota y genuinamente peruano

En el libro, “Influencia del periodismo del Ejército Libertador en la Independencia del Perú” el autor realiza el análisis de únicamente cuatro de los más representativos periódicos que se publicaron en el Perú durante la colonia y un poco antes de la emancipación, con la finalidad de compararlos y sacar conclusiones sobre su direccionalidad política, así como de sus principales objetivos.


Analiza también el comportamiento personal de sus directores frente al sistema opresor del gobierno español, a fin de valorizar el verdadero papel que desarrollaron en beneficio de la independencia del Perú. “No voy a referirme al resto de periódicos de esta época –que fueron muchos, no obstante el doctor Porras Barrenechea menciona que la colonia no tuvo periódicos- por ser un tema demasiado trillado, cuyo contenido puede encontrarse fácilmente en casi todos las publicaciones que narren o que estén relacionados a dar cuenta de la historia del periodismo en el Perú”. -disse.

 Roberto Revoredo manifiesta además: “seleccionó únicamente cuatro periódicos, no solo por ser los más trascendentes de la época colonial, sino porque sus directores o los encargados de las tres primeras publicaciones -de acuerdo al orden de mención- personifican además, tres de los principales prototipos de personas que conformaron la élite del virreinato español en el Perú”.

En primer lugar representa a los españoles, a través de un personaje de esa nacionalidad cuyo nombre era Jaime Bausate y Meza o Francisco Antonio Cabello y Meza, quien publicó el Diario de Lima, que fuera además el primer periódico editado en el Perú. En segundo término simboliza a los criollos; que era la denominación que tenían los hijos de españoles nacidos en el Perú, y lo hace a través de los integrantes de la Sociedad Amantes del País, una asociación conformada por criollos, quienes publicaron El Mercurio Peruano. En tercer lugar coloca a los miembros del gobierno, personificados en este caso por los editores que tuvieron a su cargo la publicación del periódico oficialista El Triunfo de la Nación; y en último lugar ubica a los periodistas representantes del pensamiento del Ejército Libertador del general José de San Martín, quienes editaron antes de su ingreso a la ciudad de Lima, el primer periódico peruano, patriótico e independiente denominado, El Pacificador del Perú.

 Nos hace percibir también que algunos periódicos que aparecieron durante la colonia comparten características similares. Por ejemplo, dice; los títulos Gaceta, Diario y Mercurio provienen de modelos homólogos a diarios españoles; es decir, sus editores no solo carecieron de originalidad para ponerle nombres a sus publicaciones, sino que se apropiaron de estos títulos europeos, adecuándolos únicamente a la locación geográfica.

Así podemos notar –dice- que tanto Las Gacetas como El Diario se proclaman de Lima,
percibiéndose también que El Mercurio resultó más innovador, ya que extiende su alcance a todo el Perú. Aclara también que estas denominaciones no están siendo calificadas como arbitrarias; únicamente se hace mención que estas coincidentes nominaciones pudieron haberse suscitado premeditadamente, porque sus editores quisieron demostrar de esta forma su adhesión al gobierno con la finalidad de obtener los respectivos beneficios que el virrey concedía a un diario que formaba parte del régimen colonial imperante. En cuanto al periódico El Triunfo de la Nación, diremos que fue el último esfuerzo periodístico realista que apareció a la luz antes del ingreso de las tropas libertadoras a la ciudad de Lima. Su publicación tuvo por finalidad, amenguar el arrollador bombardeo propagandístico emitido por las prensas del ejército de San Martín.
Ahora bien, en lo que respecta a El Pacificador del Perú, periódico editado por los hombres de prensa que formaban parte del Ejército Libertador; manifiesta que no tuvo la más mínima relación con ninguno de los diarios antes mencionados, a no ser que sea el de antagonismo, porque su pensamiento era revolucionario y por lo tanto, portador de un recado de la libertad; es decir su mensaje estuvo en todo momento en contra del sistema opresor o esclavista gobierno virreinal que imperaba en el Perú.

Con el análisis de estos cuatro periódicos, Roberto Revoredo pretende no solo dar cuenta de una evolución periodística, sino también, de su direccionalidad política. De acuerdo a ello, hace ver que El Diario de Lima del español Jaime Bausate y Meza, además de aparecer todos los días y de convertirse por ello en el primer periódico cotidiano en América, trató de incorporar un nuevo concepto periodístico importando desde Europa, juntamente con una serie de técnicas innovadoras. Sin embargo dice que ideológicamente nunca fue, ni podría haber sido un periódico patriótico o independentista pues fue editado bajo la venia del virrey y estaba permanentemente controlado por la inquisición.

Con respecto a, El Mercurio Peruano, nos afirma que resultó interesante que fuera dirigido por un grupo de criollos y no por españoles, dejando claro que su interés principal fue el Perú; sin embargo, enfatiza que, si bien es cierto que este periódico representa un cambio ideológico importante debido a la incorporación de un espíritu enciclopedista en sus artículos, no fue lo suficientemente influyente como para transmitir la necesidad de un cambio en el sistema opresor del cual los miembros de la Sociedad Amantes del País formaban parte. Es decir, todavía en este tiempo no podemos hablar de un periodismo difusor de una ideología propicia para cambiar un sistema o una realidad determinada, ya que los responsables de la publicación respetaron y defendieron la situación político-social existente.
En este estudio Revoredo no se realiza un análisis más profundo de La Gaceta de Lima ni de La Gaceta del Gobierno de Lima, pues asegura que su inclusión no se amerita y en segundo lugar, no lo hace –como explica anteriormente- para no formar parte de las múltiples repeticiones que se realizan sobre los periódicos coloniales en casi todos los textos que tratan sobre temas de historia del periodismo peruano.

Pero deja entrever que entre los años 1816 y 1820 aparece una nueva publicación oficial, esta vez denominada, La Gaceta del Gobierno de Lima con la finalidad política de expresar las ideas esenciales del gobierno mediante un discurso que pudiera controlar las acciones a favor del Estado. A través de sus páginas se informa no sólo sobre el acontecer nacional, sino también sobre las noticias internacionales, sobre las figuras políticas y religiosas de mayor poder, asimismo algunos documentos oficiales del Estado. Fue impreso en la Imprenta de los Huérfanos por Bernandino Ruiz y su primer ejemplar apareció el sábado 13 de octubre de 1810. Teniendo como director a Guillermo del Río. Entre sus principales redactores estuvieron los médicos peruanos (criollos) José Pezet, Gregorio Paredes, Félix Devoti y José Joaquín de Larriva. De este periódico oficialista salieron en 1810 (16 números), en 1811 (114 números), en 1812 (110 números), en 1813 (113 números), y en 1814 (97 números). Ahora bien, debe mencionarse algo sumamente interesante que de alguna forma define la direccionalidad política e ideológica de los mencionados diarios; ese algo es, la analogía, que une en una misma línea al Diario de Lima, Las Gacetas, El Mercurio y El Triunfo de la Nación; también las une el hecho de haber sido publicaciones controladas tanto por el gobierno como por la Iglesia.

Es que a través de estos medios de comunicación el Estado difundió sus decretos y la Iglesia su doctrina, mediante lo cual pudieron mantener el orden establecido; algo que jamás ocurrió con el periódico patriótico y revolucionario denominado, El Pacificador del Perú, que fue el primero en manifestarse promoviendo la Independencia, y sobre la creación de un estado libre y soberano, fue el primer periódico que se enfrento publica y abiertamente a la monarquía española, dando el primer grito de libertad en suelo peruano “la libertad de expresión” un periódico hecho por periodistas patrióticos y tuvo como único respaldo al Ejército Libertador del general José de San Martín.
Este periódico redactado en 4 páginas e impreso bajo el cuidado de José Antonio López, tuvo trece ediciones: el primero y el segundo número, aparecen en Huaura, el 10 y el 20 de abril de 1821, desde el número 3 al 11 sale a la luz en Barranca y los dos últimos números el doce y el trece aparecen en Lima el 25 de agosto y el 1 de setiembre de 1821 respectivamente.

Desde la edición de su prospecto inicial -que en ese entonces solía utilizarse para anunciar la aparición de un nuevo periódico- los editores de El Pacificador del Perú, dejaron sentado su respetuoso, pero firme criterio profesional que sería utilizado para combatir las ideas y los principios que cimentaban el decadente sistema político colonial

 Lo indignante de todo esto -dice el autor del texto- es, que no obstante ser El Pacificador del Perú, un periódico nacionalista, patriótico, antiesclavista, difusor de los primeros gritos de libertad, democracia e igualdad de derechos para todos, el 10 de abril de 1821, fecha en que sale a luz este periódico no ha sido considerado para ninguna celebración; sin embargo el 1.º de octubre, se celebra el día del periodismo nacional, en conmemoración a la aparición del Diario de Lima, un periódico hecho por españoles, que apoyó al sistema monárquico, usurpador y esclavista. Como podemos apreciar, una relación completamente antagónica a la de El Pacificador del Perú.

 Por todo esto, Roberto Revoredo propone, que sería pertinente, que en el Perú, como una forma de reconocimiento a la importante labor realizada por estos periodistas del Ejército Libertador en pro de su Independencia, se celebrara el 10 de abril y no el 1 de octubre el DIA DEL PERIODISMO PATRIOTICO DEL PERÚ, en homenaje a un periódico que realmente se identifica con nuestra identidad, con nuestro sentimiento de patriotismo, de libertad y de amor a nuestro suelo, algo que jamás promulgó el procolonialista Diario de Lima; un periódico, con el cual muchos periodistas podemos admitir y con total seguridad que no nos sentimos identificados.

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